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Mi hobby son las manualidades

miércoles, 15 de septiembre de 2010

PROSPERIDAD INTEGRAL

Ni la tristeza, ni la desilusión
Ni la incertidumbre, ni la soledad  NADA ME IMPEDIRÁ SONREÍR.
Ni el miedo, ni la depresión,
Por más que sufra mi corazón,
NADA ME IMPEDIRÁ SOÑAR.

Ni la desesperación, ni la ignorancia,
Mucho menos el odio o alguna ofensa,
NADA ME IMPEDIRÁ VIVIR. 

En medio de las tinieblas, entre los espinos,
      En las tempestades y en extraviados caminos,
      NADA ME IMPEDIRÁ CREER EN DIOS.

Así errando y aprendiendo,
      Todo me será favorable,
      Para que yo pueda siempre evolucionar
      Perseverar, servir, cantar,
      Agradecer, perdonar, recomenzar...

QUIERO VIVIR EL DIA DE HOY
      COMO SI FUESE EL PRIMERO,
      COMO SI FUESE EL ÚLTIMO,
      COMO SI FUESE EL ÚNICO.

  Quiero vivir el momento de ahora
      Como si aun fuese temprano,
      Como si nunca fuese tarde.

  Quiero mantener el optimismo,
      Conservar el equilibrio,
      Fortalecer mi esperanza,
      Recomponer mis energías,
      Para prosperar en mi misión
      Y vivir alegre todos los días.

Quiero caminar con la certeza de llegar,
      Quiero luchar con la certeza de vencer,
      Quiero buscar con la certeza de encontrar,
      Quiero saber esperar
      Para poder realizar los ideales de mi ser.

EN FIN ...
Quiero dar lo máximo de mi,
para vivir intensamente y maravillosamente
TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA.

                                            Carlos Alberto Lemberg
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domingo, 5 de septiembre de 2010

Mensaje de Mario de Andrade (Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño)


"..Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante que el que viví hasta ahora.
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros. Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo. Las personas no discuten contenidos, no, apenas los títulos. Y mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa...
Sin muchas golosinas en el paquete, quiero vivir al lado de gente humana fuerte.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad del hombre.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Caminar junto a cosas y personas de verdad, disfrutando de un afecto absoluto y sin fraudes, nunca será pérdida de tiempo.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas.
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma
Sí… ¡tengo prisa! por vivir con la intensidad que solo la madurez puede dar
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan.
Estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás......
SARAMAGO


Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo... ¡Qué importa eso!
Tengo la edad que quiero y siento. La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido. Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo! No quiero pensar en ello. Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos. Ahora no tienen por qué decir: Eres muy joven... no lo lograrás.
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo. Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas... Valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta! Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo, y hacer lo que quiero y siento.